Salud materna
Publicado el 10 de abril de 2023

Cientos de muertes que pueden prevenirse al año: preguntas y respuestas con la Dra. Lauren Smith, CDC Foundation

Kristin Gourlay | Miriam Doan

La Dra. Lauren Smith, MD, MPH, es directora de equidad en la salud y estrategias en CDC Foundation. La fundación es una organización sin fines de lucro independiente creada por el Congreso para movilizar los recursos filántropos y del sector privado para apoyar el trabajo fundamental con la salud pública de los CDC. Desde su época de pediatra hasta su puesto dentro de la fundación, Smith continúa luchando por la salud materna e infantil. Nos insta a que no quedemos paralizados por las estadísticas sobre la salud materna de las mujeres de color: "porque hay algo exquisitamente trágico en tener a una mujer que va al hospital, espera volver a casa con su bebé y que el bebé salga del hospital solo. Son cientos de parejas, cónyuges y hermanos que tendrán este gran vacío en su familia".

Solo tenemos que sentarnos a reflexionar sobre esto un momento. Más del 80% de más de 1,000 mujeres que murieron no debería haber muerto. Es inaceptable.

P. En los Estados Unidos, las muertes de madres de color están en uno de sus mayores niveles medidos. ¿Cuántas de esas muertes podrían haberse prevenido?

La mayoría. La mortalidad materna en los Estados Unidos es inconcebiblemente alta en comparación con nuestros países pares desarrollados de mayores ingresos. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) publicaron un informe en 2022 que mostró que más del 80%, o cuatro de cinco, de las muertes maternas podría haberse evitado. Esto se basa en datos de 36 estados que informan los resultados de los Comités de Revisión de Mortalidad Materna locales.

Solo tenemos que sentarnos a reflexionar sobre esto un momento. Más del 80% de las más de 1000 mujeres que murieron no tenían que morir. Es inaceptable.

De hecho, las mujeres de color, al igual que las mujeres nativas estadounidenses y nativas de Alaska registran tasas de mortalidad mucho más altas, hasta dos o tres veces más altas que las mujeres blancas. Pero nuestra tasa de mortalidad materna general es más alta que casi todos los otros países de ingresos altos. Y no estamos ni siquiera incluyendo las "casi pérdidas", esos eventos de morbilidad materna que podrían haber terminado en muerte.

P. Lograr la equidad en la salud no ocurre de un día para el otro. ¿Qué medidas pueden tomar los actores de la salud pública?

Primero, tenemos que reconocer el alcance de los problemas. Tenemos una enorme cantidad de datos sobre la mortalidad y morbilidad materna, pero necesitamos más. Pero queda claro que la situación es urgente y es peor para las personas de color, indígenas estadounidenses y nativas de Alaska que dan a luz.

Luego, tenemos que desarrollar una comprensión profunda de las causas. Algunas tienen que ver con los prejuicios estructurales y sistemáticos, con el racismo. Nuestro sistema de atención médica no funciona para todos. Y no todos entran al sistema de atención médica con las mismas ventajas.

Hay que tomar medidas. Un problema es que muchas veces las personas quieren pasar directamente a la acción porque la situación es muy urgente. Estamos hablando de cientos de mujeres que mueren cada año que no deberían morir, por eso es natural querer hacer algo al respecto. Pero si escatimamos en la concientización y comprensión, las medidas que tomemos probablemente no sean totalmente efectivas.

La última parte del proceso es hacernos responsables. ¿Qué medidas tomamos, cuál es el impacto y cómo podemos seguir mejorando?

P. Mencionó que no todos entran al sistema de atención médica con las mismas ventajas. ¿Se refiere a las condiciones socioeconómicas y de salud?

Sí. Sabemos que muchas mujeres de color comienzan el embarazo con una carga desproporcionada de enfermedades crónicas. Eso se debe en parte al desgaste, un concepto conocido por algunos. Ocurre cuando las experiencias diarias de ser una persona de color, en términos de su exposición a toxinas ambientales y el legado de segregación y prejuicios sistemáticos en las áreas de vivienda, empleo y educación desgastan el cuerpo. Todas esas heridas se suman y desgastan el cuerpo de las mujeres, incluso en edad fértil. Eso significa que antes de que las mujeres siquiera decidan comenzar sus familias, tienen tasas más altas de padecer enfermedades crónicas que no se ven en otras poblaciones hasta una década o dos después. Si bien es increíblemente importante prestar atención a lo que ocurre durante el embarazo, también es importante tratar la salud y el bienestar de las mujeres en edad fértil antes de que se embaracen.

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