La Dra. Margaret Larkins-Pettigrew, obstetra y ginecóloga, y vicepresidente sénior, directora de diversidad, igualdad e inclusión clínica en Highmark Health, ha dedicado su vida a cuidar a madres y bebés. En la actualidad, se centra en diversificar la fuerza laboral y abogar por resultados justos con respecto a la salud. Un proyecto importante: un esfuerzo integral para salvar la vida de madres y bebés de color.
P. Como una organización grande, ¿cómo Highmark está tratando la salud materna de las mujeres de color a nivel local?
Comenzamos un programa llamado First Steps and Beyond porque tenemos una tasa de mortalidad muy alta para bebés y mamás de color en Pensilvania. El programa se ocupa de reducir las desigualdades raciales en la salud materna al ampliar la atención prenatal, durante el embarazo y posparto, y hacer un seguimiento de los bebés de color durante su primer año de vida. Una parte importante de este trabajo es hacer cambios en el racismo estructural detrás de estas desigualdades.
Sabemos que el racismo mata en todos lados. En un entorno clínico, esto puede aparecer en las decisiones que toman los proveedores de atención médica con base en sus prejuicios inconscientes. Queremos enfrentar la forma en la que las mujeres son tratadas, cómo se las escucha antes, durante y después del embarazo. Sea consciente o inconsciente, el racismo y los prejuicios pueden hacer que las madres de color no sean respetadas ni escuchadas. Y eso puede generar resultados malos. Estamos abordando esta problemática al capacitar a los proveedores y buscar más oportunidades para madres de color para que tengan acceso a una atención con respeto cultural hacia quiénes son y qué quieren. Esto incluye asociarse con las comunidades, doulas y parteras.
P. ¿Qué sucede con el efecto del racismo sobre la salud fuera del consultorio del médico?
El concepto de "desgaste" del que las personas hablan es realmente la descripción clásica de lo que ocurre con las mujeres de color durante toda su vida. Son colocadas en situaciones donde son prejuzgadas, no se les brindan oportunidades. Nacer como una mujer de color en este país tiene un costo muy alto. Este estrés tóxico desgasta los cuerpos de las mujeres de color hasta el punto en que, cuando están en su etapa de maternidad, tienen menos posibilidades de sobrevivir que otras mujeres. Sus bebés tienen menos posibilidades de sobrevivir que los de otras mujeres. Parte de la misión de mi vida es asegurarme de que cambiemos la trayectoria para todas las mujeres, pero específicamente para las mujeres de color que enfrentan este estrés abrumador cada día.
P. ¿Cómo puede el respeto cultural, que difiere de la competencia cultural, tener un papel en la lucha contra los impactos del racismo?
La competencia cultural se trata de comprender y respetar los distintos valores, actitudes y creencias de una persona. Es fundamental. El respeto cultural tiene que ver con la empatía. Se trata de compasión y vinculación con una persona por lo que es. Es poder cuidar a la persona es su totalidad, al ofrecerle una atención holística porque se ha tomado el tiempo de entender el lugar de donde proviene. Comienza con la autorreflexión, para conocer los prejuicios que podemos tener. El respeto es un proceso de aprendizaje de toda la vida. Cuando presté mi juramento hipocrático, de no hacer daño, significó que no solo no recetaré el medicamento equivocado o el procedimiento equivocado, sino que voy a conocer la vida de las personas que llegan a mi consultorio, comprender de dónde vienen. Así es como el respeto cultural puede marcar una diferencia en sus vidas.